VALÈNCIA. Don Luis García Berlanga en su película Tamaño Natural rodó una escena, hacia el final, en la que un grupo de trabajadores emigrantes españoles se comportaba como orangutanes. Concretamente, se habían hecho con una muñeca hinchable y la agitaban, zarandeaban y maltrataban, aunque fuese de plástico, como una turba de enfermos mentales, porque todos ellos no eran más que unos borrachos reprimidos y frustrados sexuales. Pues bien, en 2018, esa misma escena, solo que sin muñeca hinchable, con mujeres de verdad, nos llega de Estados Unidos. Es un festival en Panama City Beach, en Florida, al que acuden estudiantes universitarios, los médicos, ingenieros y demás del futuro, en el que se comportan peor que aquella imagen degradante del pueblo español de los 70.
El evento y sus consecuencias lo ha abordado el documental Liberated: The New Sexual Revolution de Benjamin Nolot. Hay miles de personas en una playa, todas borrachas, se toquetean, besan, suben a la habitación del hotel que hay a cuarenta metros y tienen sexo. Ese es el mecanismo del festival, que ofrece imágenes de estudiantes gritando como ñúes, mujeres a hombros mientras decenas de varones las meten mano y gritos de "¡enseña las tetas! ¡enseña las tetas!"
Lo cierto es que estas imágenes no nos son ajenas. En España, ha sido bastante habitual verlas en Navarra, en las fiestas de San Fermín, hasta que a fuerza de protestas y escándalos como la violación de La Manada parece que han dejado de hacerse. Es curioso, este documental concluye con un caso similar. A las pocas semanas de rodarse, el sheriff del condado de Bay dio una rueda de prensa denunciando una violación múltiple. Y fue peor que aquí.
Se produjo a plena luz del día, tres chicos con una chica inconsciente. La violaron y nadie dijo ni hizo nada. También fue grabado en vídeo. En el juicio, la fiscalía leyó una carta de la madrastra de la víctima que decía: "Las mujeres no deberían ser atacadas porque estén demasiado borrachas o demasiado puestas para detenerlo". El novio de la chica alentó a los violadores, lo que sorprendió al juez. A los agresores les cayeron diez años de cárcel.
De esta manera, el documental se ha convertido en un testimonio y análisis del contexto que lleva a unos hombres a violar a una mujer que está semiinconsciente y grabarlo. En principio, se habla de "cultura pornificada". La fiesta esta sería su consecuencia directa. Chavales tipo Zack Morris compiten por ver quién se acuesta con más chicas. Asistimos a un debate filosófico entre ellos en el que se llega a la siguiente conclusión, literal: "El sexo es un número".
Todos ellos reúnen las características básicas para, a los treinta y tanto o cuarenta y algo, caer en el diván de un psiquiatra a peso muerto. Pero en estas imágenes, rollo reality acabado en Shore están para defender la cultura del "casual sex". Así lo llaman.
Llama la atención que una chica que se va con uno de estos a la habitación se queja de que solo tiene una semana de vacaciones al año, así es Estados Unidos, y tiene que aprovechar. En una de las escenas en la playa, un caballero presume ufano de su número, de su marca, estas vacaciones: "me he follado a 25 sin condón".
Pese al lamentable espectáculo, hay un instante que te arranca una carcajada y merece ser conservado para los anales del cine documental. Es cuando en una serie de tomas de declaraciones en acción a los chavales, entre que gritan a las chicas que les enseñen las tetas y las llaman rameras por no hacerlo, o por estar ahí, a un grupo de tres les pregunta el periodista "¿Qué es el amor?" y se hace un imponente silencio en el que no saben qué decir.
A continuación, una serie de expertos explica qué fenómenos psicológicos están detrás de esta clase de comportamiento. Hablan de las inseguridades que genera el grupo. Hay que estar al nivel, tener mucho sexo, para ser viril. Eso genera mucha ansiedad. Algo similar ocurre con las mujeres, pero en un rol pasivo. Su única función es ser deseable y servir de instrumento para obtener placer. Una psicóloga dice que en ese intercambio lo que hace la gente es cerrarse al otro, porque deben deshumanizarse para utilizarse unos a otros.
Más interesante es el testimonio de una chica sacada de la fiesta. Dice que en el instituto, los compañeros le piden fotos desnuda. Cuando ella no se las mandaba, ellos perdían el interés. De modo que se deprimía, pensaba que nunca nadie la querría. Entonces empezó a mandarles fotos y así lograba retener su atención.
Otro experto explica que en un contexto como el que se da en esa playa, dar el paso a una coacción sexual está chupado. Efectivamente, se ve a chicas repartiendo puñetazos. Y a otras, no. Hay un vídeo de una a la que le bajan el bañador y una decena de chicos le toquetea la vagina que de haber sucedido en España y llegado a los medios sería un escándalo de una magnitud increíble.
Hay un dato más que arroja el documental también bastante increíble. Una de cada cinco estudiantes universitarias estadounidenses sufre un asalto sexual en el campus. "Para ser querida y aceptada necesitas desnudarte", dice una chica en un momento del metraje.